En nuestro mundo, hay una sola fuerza que nos gobierna a todos: el deseo de recibir placer. No importa lo que hagamos, constantemente buscamos y elegimos lo que, finalmente nos da mayor placer, de forma óptima y segura.
La humanidad se desarrolla por su intelecto y emociones, que son suficientes para adquirir conocimientos y tener más éxito en este mundo. Llega un momento en el que la humanidad siente que ya no es suficiente y se mete en problemas, porque ve que hay dificultades y obstáculos. Esto empuja a la humanidad a la búsqueda de diferentes métodos, ideas, inventos y artilugios para mitigar la vida, para tratar de avanzar mejor. Pero, lo que encontramos es que nuestra tecnología y descubrimientos científicos, sólo nos hacen daño.
Llegamos a un estado en el que el desarrollo que anhelamos y respetamos, de repente se vuelve peligroso. Tenemos varios elementos dañinos que se liberan al medio ambiente, muchos países que poseen armas nucleares, productos químicos tóxicos en los alimentos e incluso nuestras acciones mutuas son cada vez más tóxicas.
Un enemigo interno, nuestro ego, se interpone en el camino de un mayor progreso positivo. La sabiduría de la Cabalá revela y enseña que lo que nos salvará es desarrollar conexiones humanas positivas. Nuestras conexiones, las conexiones entre todos nosotros, es todo lo que necesitamos arreglar.