Rabí Yehudá Leib HaLevi Ashlag (Baal HaSulam)
Dios mío, el alma que me has dado es pura
La has soplado en mi nariz y me convertí en un alma viva
Cuán maravilloso es tu amor por la belleza y la luz
Mis labios se han marchitado de tanto decir suficiente, suficiente
Y mi Creador me ha formado, aún siendo yo un capullo
Mi alma está desesperada, con el corazón herido
Porque anhelo servirle, pues es mi Padre
Y yo lo deseo tanto, y Él a mí
El es generoso y el trabajo abundante,
Y yo soy un hombre aprendido, destinado a la redención,
Como es digno de la reina, con fe y afecto.
Realmente me empujó y mi corazón se desgarró.
Mi alma es como una rueda girando alrededor de su eje.
De su extremo y más allá, no se esforzará en nada.
La luz de su sol brillaba más allá de su rostro,
Y desde entonces, de todos sus deseos, es la peor.
Una mano oculta rompió mis huesos,
Y me he vuelto vil, y me he vuelto dos campamentos.
Uno se dirige según las órdenes de mi cadáver,
Y el resto sigue mi alma.
Ciertamente mi cuerpo no conoció la lujuria de ellos,
Porque a su Dios no honraron con deleite.
Como un eunuco desconcertado, está privado del amor,
Los que trabajaron sin conocerlo lo abandonan.
El que come algo con él de los pasteles de mi anhelo,
De las maravillas del amor, la revelación de lo oculto,
O lujuriosas palabras de mi néctar y mi poción,
Me hará callar con burla, "¿Qué dirá la gente?"
Él es quien nunca probará mis placeres,
Y yo, ¿a dónde me dirijo? A sus manjares
Y además de mis problemas,
Para enfurecerme con su enojo y sus golpes
Incluso en el día del alivio no me dará la bendición,
Sin embargo, la burla hacia mí, aumentará como la langosta.
¿Por qué andar en las nubes y estar tan preocupada?
Porque seguramente arderás como una llama.
Si el tiempo jugó a tu favor y se dirigió a ti,
Juntos, no te conocían ni a ti ni a tus sueños.
Porque con desprecio te encontrará en cada esquina,
Uno te escupirá en la cara y el otro te arrancará el cabello.