Estamos trabajando y preparándonos para ascender a un grado espiritual, pero lo único que podemos hacer es aplicar esfuerzo y nada más.
La acción real la realiza la luz; no tengo la fuerza para elevarme por encima de mí mismo. ¡No puedo agarrarme del pelo y salir del pantano del egoísmo!
El resultado de todos nuestros esfuerzos se llama “Él trabajó y encontró”, porque la acción es realizada por la luz Superior.
El éxodo de Egipto ocurre a través del despertar desde Arriba, debido a la revelación de una Luz muy grande, GAR de Jojmá.
Se llama la oscuridad de Egipto porque la Luz se revela, pero no tenemos vestimenta de Jasadim para percibir.
Por eso se llama noche y no día, y no un ascenso a través de grados espirituales, sino más bien un escape, un salto. Pésaj (pascua) viene de la palabra «saltar».
Este ascenso ocurre en la persona como un impulso único, más allá del tiempo, el movimiento, el espacio o cualquier evaluación humana.
Todo sucede por la fuerza de la influencia de lo alto. Por eso debemos estar preparados para este éxodo.
Llega de repente, con prisa y en el momento antes de que suceda, la persona ni siquiera puede imaginar que está parada justo en el umbral de la salida de Egipto y que esto está a punto de suceder.
Ocurre de forma imprevista. Y se dice sobre la transición misma que cuando el Creador nos hace esto, lo experimentamos como en un sueño.
Estamos dentro de Egipto ¿Por qué el EXILIO DE EGIPTO es vigente hoy?
Tomar prestados los deseos de los egipcios
Pregunta:
¿Qué son las «vasijas de los egipcios»?
Respuesta:
Son deseos egoístas en su forma más pura. Las vasijas doradas simbolizan el grado de Bejiná Dálet, las plateadas simbolizan Bejiná Guimel.
Pregunta:
Estamos aprendiendo que debo elevarme por encima de mis deseos egoístas tanto como sea posible, no utilizarlos, y unirme con mis amigos. ¿Qué significa que tomé prestados estos deseos de los egipcios?
Respuesta:
Pides a los egipcios deseos e intenciones para otorgar, y utilizas la poca luz que tienen, en tus deseos egoístas que pasan por la etapa del reconocimiento del mal, tu oposición al Creador. Así comienzas a elevarte por encima del egoísmo rechazándolo gradualmente. Es entonces cuando comienza tu salida de Egipto.
Pregunta:
Las vasijas que los hijos de Israel toman prestadas de los egipcios, ¿Las llevan consigo al desierto o las traen después a la tierra de Israel?
Respuesta:
Estos son muy buenos Kelim (vasijas), las guardan; más adelante, en cada etapa, podemos profundizar en lo que les ocurre.
Saber más sobre Salida amistosa de egipto
Escape del reino del odio
No pasamos por la etapa de los antepasados, por lo que sucedió en el principio: Adam HaRishón, Babilonia, la tierra de Canaán, Jacob y sus doce hijos, y el descenso a Egipto. Comenzamos a revelarnos ya en Egipto. El período anterior se refiere a los antepasados y está incluido en nosotros como genes espirituales (Reshimot), cualidades internas.
Nuestro verdadero trabajo comienza en Egipto, donde finalmente nos damos cuenta de que estamos en un deseo egoísta y debemos escapar de él, ya que nos da cada vez menos fuerza vital. Reconocerlo y huir lleva años.
Si estamos juntos en grupo durante este proceso, nos ayudamos mutuamente. Está escrito: «Y los hijos de Israel suspiraron por el trabajo», es decir, «todos juntos». Todo el éxodo de Egipto ocurre en conjunto.
El Éxodo es el proceso de la separación hacia la conexión. No es una salida física de un lugar geográfico. En Egipto, descubrimos que estamos separados por nuestro egoísmo, todo el esfuerzo durante la esclavitud egipcia radica en intentar conectarnos y fracasar. Llegamos a comprender que el Faraón se interpone entre nosotros e impide nuestra conexión.
Seguimos trabajando en nuestra conexión y cada vez revelamos que es imposible. Entonces aparece Moisés, mata al egipcio y huye al desierto durante 40 años. Todo esto es un trabajo constante hacia la conexión hasta que Moisés regresa, se presenta ante el Faraón y exige: «Deja ir a mi pueblo»; es decir, «permítenos conectar».
Quiero conectar con quienes ahora me parecen ajenos. Es el Faraón quien me los muestra como extraños y los hace parecer ajenos a mí. Pero pido la capacidad de unirme a ellos. Que el Faraón permanezca; quiero unirme por encima de él. Por eso necesito una fuerza mayor, más fuerte que todo su vasto deseo y egoísmo que me retuerce a su antojo.
Resulta que necesito pedirle a mi egoísmo que se reduzca, que deje de dominarme. Eso es lo que le pido al Faraón y el Faraón responde: «¿Acaso debo descender de mi altura, de mi trono?». Solo endurece su corazón y por eso necesito que el Creador sea aún más fuerte que el Faraón.
Este es el papel del Faraón: elevar al Creador ante mis ojos, de modo que me vea obligado a valorar cada vez más la fuerza general de otorgamiento que gobierna la naturaleza. Solo ella puede darnos la capacidad de conectarnos unos con otros.
Debemos comprender correctamente qué es Egipto. El Creador debe crecer constantemente ante mis ojos o nunca podré unirme a mis amigos, que es lo que significa el Éxodo y permaneceré en esclavitud para siempre.
Egipto es separación. ¿Pero a dónde huyo? Quiero unirme por encima de esa separación, por encima del odio que se me revela, el Monte Sinaí (“la montaña del odio”), y por eso dejó Egipto. Este acto se llama Éxodo.
